Desde hace cuatro meses, Grisell Pérez Rivera, una abogada de 38 años, está desaparecida en la gran metrópoli mexicana. Defensora de los derechos de las mujeres, activista contra los feminicidios, promotora y directora de un albergue en el estado de México, su caso tiene amplias implicancias y por el momento pocas explicaciones.
Antes de cumplirse un mes de su desaparición, su madre, Concepción Rivera, llegó a la casa de su hija en Tlalmanalco y encontró a una cuadrilla de construcción en el lugar, que había sido completamente demolido.
Tras discutir con los trabajadores, buscó a una patrulla con la que regresar a la casa de su hija y denunció el despojo sufrido en medio de la desaparición de Grisell. Aunque la policía municipal la acompañó al lugar, no procedió más que de palabra contra las personas allí presentes, que se fugaron en cuanto pudieron, dejando atrás las herramientas que estaban utilizando.
En la segunda quincena de abril, la Comisión de Búsqueda del Estado de México, a cargo de Sol Salgado —quien participó de la diligencia—, halló que todas las pertenencias de Grisell, su ropa, sus títulos enmarcados, hasta su colchón, habían sido enterrados como relleno del lugar.
Tanto la investigación penal del caso como la búsqueda de la abogada están a cargo de las instancias del estado de México. Sin embargo, durante una semana de julio, las autoridades y su madre realizaron un recorrido por la zona céntrica de la capital, donde Grisell solía frecuentar y trabajar.

Ciudad de México

A las nueve de la mañana era la cita para la búsqueda de Grisell en la Ciudad de México, que se realizó entre el 13 y el 16 de julio en barrios populares de la zona céntrica: Garibaldi, Tlatelolco, Doctores, Revolución.
El miércoles 14, en el estacionamiento del Centro Cultural Tlatelolco, ubicado en la esquina que hace el Eje Central con la Avenida Ricardo Flores Magón, a metros de las ruinas de la antigua ciudad prehispánica y dónde tuvo lugar la represión al movimiento estudiantil de 1968, destacan las camionetas de la Guardia Nacional que funcionan como seguridad y escoltas para la búsqueda.
El grupo se dividió en tres, con funcionarios de las Comisiones de búsqueda de la Ciudad de México, del estado de México y también de la Nacional. El equipo a cargo de Sol Salgado fue pegando sus carteles de búsqueda en torno al Jardín Santiago Tlatelolco, mientras algunas personas hacían ejercicio.
El cartel que enseña el rostro sonriente de Grisell ofrece una recompensa de hasta 300.000 pesos mexicanos (15.000 dólares) a quien aporte información útil para encontrarla.
Además de este, los funcionarios que participaron de la diligencia pegaron carteles de otras personas desaparecidas en la capital: Karina Domínguez Morales, desaparecida en el Chopo desde el 28 de julio de 2019. Braulio Basilio Caballero, de 13 años, quien fue desaparecido el 28 de setiembre de 2016 en el paradero del metro Pantitlán, y de Felipe de Jesús Olvera Martínez, de 17 años. Fue el 3 de marzo de 2019 cuando su madre lo vio por última vez.
Ese año 2019 —cuando ocurrieron dos de los tres casos mencionados— fue movido y movilizador para Grisell Rivera, quien se presentaba públicamente usando el apellido de su madre. El 22 de febrero promovió y participó del 1er foro de víctimas de lesa humanidad en el Senado de la República, donde hizo hincapié en la relevancia que el acuerdo regional sobre el acceso a la información, la participación pública y el acceso a la justicia en asuntos ambientales en América Latina y el Caribe, conocido como el Acuerdo de Escazú, tiene para los casos de violencia en México.

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