Desde la segunda mitad del siglo XX hasta hoy, diversas manifestaciones del arte enarbolaron la bandera del empoderamiento femenino y desmontaron mitos en torno a los placeres, deseos y derechos.
En ocasión del Día mundial del Orgasmo femenino, fecha nacida en 2006 en Brasil y popularizada en el planeta con el propósito de crear conciencia sobre la sexualidad femenina, es válido recordar algunas piezas del cine, la literatura, el teatro y otras disciplinas, que presentan este tema.

Desde el séptimo arte sobresalen escenas de cintas como Cuando Harry encontró a Sally, dirigida por Rob Reiner, Tierra firme, de Carlos Marqués-Marcet, De chica en chica, de Sonia Sebastián y La novia, de Paula Ortiz que se basa en la obra Bodas de sangre, escrita por Federico García Lorca.

Igualmente, el momento del éxtasis quedó plasmado en filmes como Pensé que iba a haber fiesta, de Vitoria Galardi; La ley del deseo, de Pedro Almodóvar; La vida de Adèle, de Adèle Exarchopoulos y Léa Seydoux, entre otras, que tienen como particularidad la presencia mayoritaria de mujeres detrás de las cámaras.

El trayecto desde el Kamasutra hasta las 50 Sombras de Grey, ilustran cientos de formas de abordar la sexualidad, pero cuando se trata de placer femenino, la literatura atesora guías meticulosas sobre zonas erógenas, juegos de roles, masturbación y derecho al placer.

Los estantes presentan títulos emancipadores como Sexperimentando, Masters of Sex: Vida y época de William Masters y Virginia Johnson, la pareja que enseñó a Estados Unidos cómo amar; S=EX2: La ciencia del sexo; Diarios amorosos; Mala Mujer: La revolución que te hará libre, las historietas El placer y Sex áoh!; entre varios.

Uno de los más reconocidos en el marco de los movimientos feministas es el volumen Los monólogos de la vagina, escrito por la estadounidense Eve Ensler, el cual marcó un punto de giro en la lucha contra la violencia de género y los derechos sexuales.

Aunque la representación de las mujeres en la pintura o las artes visuales en sentido general, ha estado presente desde sus inicios, las formas de abordarla han cambiado con los años al pasar de ser objeto de deseo, de mostrar la desnudez como prenda a convertirse en protagonistas y dueñas de sus propios cuerpos.

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